El size de las mentiras
De mis 21 años de vida, al menos 15 de ellos deben haber transcurrido en una guagua. La satisfacción de obtener el asiento que da a la ventana no me es indiferente, llegar temprano para conseguirlo es de los pocos placeres del transporte público. Quien viaja con frecuencia sabe que en cada asiento va un personaje pintoresco, el típico oloroso al que todos le huyen, o un erudito en potencia, que desea alardear su saber contigo (aunque insistas en ponerte los audífonos). Los debates más acalorados de mi vida los he presenciado como pasajera de una guagua, ni siquiera las discusiones sobre la despenalización del aborto en el congreso argentino (que me robaron toda la atención), se comparan a la intensidad de los argumentos de carretera. Debo admitir que he detenido canciones para atender los tópicos de esa gente tan “opinionated”. source Como oyente entrometida el tema que más me marcó fluía justo delante de mí, un cristiano con la mano atestada de tratado...